por Héctor Loyola febrero 01, 2023
Cuando Julien, Felipe y yo salimos de la universidad ni imaginábamos que algún día existiría Qactus.
Todo comenzó mientras hacíamos nuestra tesis de biotecnología y nos hicimos conscientes del tremendo problema que está siendo el plástico basura. Seguramente ya has visto alguna de las miles de imágenes que muestran el desastre que este material está dejando en los ecosistemas y, al igual que a ti, esto nos impactó suficiente como para decidir hacer algo al respecto.
Plástico por todas partes. Está claro que esto no puede seguir así o en muy poco tiempo estaremos viviendo bajo montañas como esta. La pregunta es, ¿cómo aprovechar ese material que ya está allá afuera de una forma original y sostenible en el tiempo?
La solución venía por tomar plástico reciclado y convertirlo en algo valioso para que dejara para siempre de considerarse basura. Tiene sentido, ¿no? Al final, si un residuo puede pasar a ser un producto estaríamos literalmente eliminando la contaminación del planeta, algo así como "hacerla desaparecer". Para esto solo bastaba diseñar productos geniales que todo el mundo escogiera por sobre las alternativas de plástico virgen.
Recién salidos de un laboratorio y sin experiencias previas, todo presagiaba que el camino no iba a ser fácil...
Hasta ahí todo perfecto, pero rápidamente nos dimos cuenta de que las cosas que se podían hacer con plástico reciclado no eran atractivas como para generar un deseo real en la gente por cambiar sus hábitos de consumo hacia el plástico reciclado. Las técnicas convencionales de tratamiento de plástico dejan terminaciones que están lejos de lo ideal, así que había que encontrar otro camino para lograr este rescate de la basura plástica.
La primera inspiración vino por Precious Plastic, este movimiento holandés que invita a construir máquinas de bajo costo para procesar plásticos de forma casera.
Mientras nos quemábamos las pestañas pensando en cuál podía ser la alternativa, las noticias de la contaminación por plástico solo empeoraban y el panorama se veía cada vez más desalentador. Así como íbamos como sociedad no parecía que llegaríamos a tiempo para corregir el rumbo, siempre ignorando el daño climático a favor de productos hechos sin ningún reparo por su impacto en el medio ambiente.
Esta fue la primera (y única) máquina que construimos para procesar plástico. Lástima que nunca sirvió para lo que se pensó...
Pero un día nos dimos cuenta que la solución no estaba en ocupar los mismos métodos antiguos de hace décadas, si no que en el lugar totalmente opuesto: en las nuevas tecnologías.
El plástico reciclado no solo puede tener la misma calidad que el plástico virgen, si no que puede también ser hermoso y deseable, con diseños que nunca antes parecieron posibles. El problema no estaba en el material, si no que en las tecnologías que se utilizaban para transformar el plástico reciclado en nuevos productos.
Esta es una tecnología que está creciendo como la espuma, así que nos preguntamos, ¿por qué no reemplazar todo el plástico virgen por una opción reciclada y así convertir a la impresión 3D en la primera tecnología 100% sostenible? Diseños increíbles + material reciclado = menos basura plástica en el planeta.
Las posibilidades eran infinitas! Por eso, este momento fue nuestro "eureka" y nos volcamos con todo a fabricar este filamento con plásticos reciclados.
Pero, como ya sabrás, tener una idea es muy distinto a poder ejecutarla, y nuestro caso no fue distinto.
Recibimos una cantidad increíble de respuestas negativas por parte de las empresas tradicionales del plástico, quienes nos decían que estábamos locos por intentar hacer algo así. Simplemente no podía hacerse por un sinfín de razones técnicas demasiado aburridas para mencionarlas aquí. Incluso llegamos a construir nuestra propia máquina trituradora que finalmente tuvimos que regalar porque no servía para los tipos de plástico que necesitábamos procesar.
Es bien típico que los industriales más tradicionales le tengan pánico a la innovación y a las nuevas ideas, así que no fue de extrañar que nos nos hayan pescado ni de broma.
Pero no estábamos dispuestos a recibir un "no" como respuesta. Seguimos golpeando puertas durante meses para entender cómo hacer esto posible y acercarnos al sueño de fabricar con plástico reciclado de una forma diferente.
Un buen día conocimos a Michel Compagnon, quien es un famosillo dentro del mundo de los plásticos y el reciclaje y que tiene los proyectos más bacanes de reciclaje a nivel industrial. Este fue el único que creyó en nosotros en ese momento y nos enseñó gran parte de lo que sabemos ahora en este tema, además de aportarnos material reciclado de la más alta calidad para hacer los filamentos.
Este crack fue el único que creyó en nosotros desde el comienzo y nos ha enseñado gran parte de lo que sabemos de plásticos reciclados. Es uno de los gerentes de Comberplast y tiene proyectos geniales como Atando Cabos.
Este es el proyecto Atando Cabos de Comberplast. Ellos recuperan cabos desde las playas de la Patagonia para transformarlos en distintos productos.
Ya con una máquina más decente, poquito a poco nos fuimos acercando a un filamento funcional. La cosa se estaba poniendo emocionante!
Seguramente estás pensando que desde aquí todo fue éxitos, fama y vida sibarita. Pero, como no puede ser de otra forma, los desafíos solo estaban comenzando.
Por ejemplo, durante más de un año intentamos reciclar los residuos que genera la impresión 3D poniendo puntos limpios en decenas de lugares en Santiago y otras ciudades. Esto fue un montón de tiempo y sudor invertido en algo que era demasiado ambicioso y que no llegó a ninguna parte 😿
El sistema de reciclaje 3D casi acaba con Qactus prematuramente, pero fue una experiencia tremenda para entender los límites de lo que puede hacerse y de lo que aún no.
Haciendo un gran salto hacia adelante, quiero contarte cómo va todo esto y qué puedes esperar para el futuro. Finalmente nos fuimos con todo con el material reciclado y empezamos a hacer productos que cualquiera pueda tener en su hogar, con el objetivo de eliminar la basura plástica del mundo a través de la tecnología. Aquí solo unos ejemplos de las cosas que se pueden hacer.
Las macetas han sido las estrellas de esta película por bastante tiempo. Todos podemos adornar espacios con plantitas y es una gran forma de eliminar 100 gramos de plástico basura de una vez. Además (esto es un secreto solo para ti), son el mejor regalo que se le puede entregar a cualquier persona que se preocupa por el medio ambiente 😏
Algo tan sencillo como mantener el celular en una posición cómoda puede ser una tremenda oportunidad para usar plástico reciclado de una forma original. El objetivo es encontrar objetos que tengan una vida útil lo más larga posible para evitar que estos materiales vuelvan a ser basura.
Desde hace algunos meses estos materiales están disponibles para que cualquier persona con una impresora 3D pueda hacer sus propios productos reciclados. Este puede ser el momento para que materialices esas idea que siempre has tenido 🤭
Cada semana nuevos emprendedores se están sumando a fabricar sus productos con plásticos reciclados. Esta es una buena noticia para todos, porque la oferta de alternativas más sostenibles irá creciendo sin parar hasta que, esperamos que pronto, los materiales reciclados sean el estándar para hacer cualquier cosa. Al final, ¿para qué extraer recursos naturales si se pueden usar los que ya están allá afuera, rogando por una nueva oportunidad de ser útiles?
Autodidacta hasta la médula. Loco por la música y los idiomas. Si tuviste una gran experiencia de compra en Qactus, ya sabes a quién culpar.
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